Algunos cuestionamientos

Viste el polvillo que se queda suspendido en nuestro aire, como el agua que riega la yerba de tu próximo mate?. Apreciaste cercana la voz de aquellos que creías perdidos en algún rincón de la ciudad?. Sentiste en tu carne esas situaciones a las que creías que jamás ibas a llegar?. Pediste y suplicaste a la pared para que te hablara? Trataste de oler el perfume del dolor?. Has probado en tu boca el sabor del rencor? Supiste levantar tu mirada hasta enfrentar la impotencia?. Distinguíste el momento pasajero de aquel que se repite como en una película?. Calmaste la necesidad de lo demás, para apaciguar tu angustia?. Anhelaste ser la persona más sacrificada sin entender el malestar de todos los que te rodean? Te has podido entregar a tu mujer, o a tu hombre hasta sentirte libre? Creciste a partir de compartir las diferencias? Has sabido construir una relación superadora, y despojarte aunque sea un poquito de algo de todo tu ego? Supiste entender en el “nosotros” el verdadero triunfo de ser felicies, sin más, tan solo por un instante?. Fuiste al otro, no para buscarte, sino para ser una herramienta de ayuda? Has sabido recibir del otro, hasta su mínima intensión para que pudieses atravesar la dificultad?.
Se me hace que en alguna foto del trajín diario nos vemos detenidos, observando sobre un punto fijo todos estos interrogantes escritos. A los mencionados anteriormente, se le agregan millones. Y ojalá que sean muchos más, y que cada uno tenga un eco de respuesta, o al menos que quede sobre ellos, suspendida la duda. Sin llegar a que esto se pudiese entender como el principio de un balance anual, siembro estos interrogantes en el jardín metafórico, y los entrego a disposición del mundo. Entiendo que vibran y movilizan sentidos, y se proyectan también como sanos cuestionamientos.
Saludo a todos, que, sin interés, no pueden reconocer su maravillosa belleza. Y exhorto a aquellos que si lo pueden hacer, a que se compartan para concebir y parir una nueva casa un poquito mejor.