viernes, 4 de diciembre de 2009

PUNTO


Punto. Tan grande como para agregarlo al peso de su cruz. Pequeño desperfecto de la luz que se agiganta y se parte en una inmensa oscuridad. Mancha que afea y corrompe a tu alma, a tu esencia, a tu lengua que se entrelaza con mi deseo.


Quema, tu look, tus palabras disparadas a quemarropa, directamente a explotarme la cabeza. Pam!, sumo mis éxistos para engrosar tu lista despiadada que has dibujado de mi errores.


Punga careta y facho desfachatado que se hace el gil. Me van a venir a bardaer a mi. Nadie, absolutamente nadie conoce mi lado oscuro, salvo esa bruja que culminó en el diablo que soy. Salvo ese virgen del que violaron su locura.


Tengo mesa de madera, mate calabaza, un puto celular vibrando y una seca que se achica ante la inmesidad de la pava guerrera. Un disco de Luca estallando de vinagre y una pipa que me recuerda a tu nariz. Tengo también al anticristo dentro de un monitor que esconde mis relatos, que aguarda la invasión, que anhela ser penetrado.


Conservo sobre la table tus saumerios, verdaderos cigarrillos de chocolate que me recuerdan al perfume de tu profundo valle.


Sierras, de la ventana, de las cortinas sin poner y de los platos avistados por pequeños duendes y cucarachas que corren sobre las piedras.

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