Ella se va, una y otra vez desaparece, como el tejín que vuela y cae sobre un árido escenario habitado por adultos mayores que usan pañales y jóvenes no tanto que se esconden entre tatuajes, puñaladas, símbolos, señales y reacciones violentas.
Al fin y al cabo, las armas y las rosas piden paciencia desde una dulce melodía, mientras que la clínica se prepara para otro adelantado almuerzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario