jueves, 3 de diciembre de 2009

ECOS

Volví. A pesar de todo lo que se derramó de mi vida, está de pie frente a vos, espejo fragmentado, puñal de cristales manchado de momentos.

Discernir semejante plegaria neófita, para poder así comprender e interpretar lo que te sucedió. Ni todo el recipiente del tiempo alcanzaría para analizarlo. Solo soplé de frente al precipicio, y luego dejaste de abrazar mi sombra.

Cada alma que se desliza por la misma melodía que la origina vuelve a desenredar la historia, y su música, aquella tarde de otoño, fue una hoja más sobre las calles.

Todo comenzó ahí nomás, cuando apenas el fin se despidió, salió no sé de donde y se encarnó en mi, fue una nueva decisión, la decisión que cambiaría las vidas de millones de nervaduras.

Contrariamente a lo que me alienaron, la identidad no es una cuestión de imagen, sino de ser.
Ese ser que enloquece de a ratos, y por momentos te desliza una sonrisa sobre tus pupilas, es el mismo ser que te baña las heridas luego de haberte quemado otra ilusión.

Pareciera todo dormido, anonadado, simulado dentro del corazón, ¿ será la vida una cuestión de despertar, de emerger, de resurgir?. En vano, has volcado tantas copas sobre tu garganta, ¿no te das cuenta que todo no es rockanroll?.

Veneno, si pudiera inyectarte en el sillón, ¿serías permeable a estos cuerpos fantasmas que dirigen las limitaciones de tus posibilidades?. Tal vez, gobernar no sea una cuestión de subordinar, sino de ser subordinado del bien de todos y cada uno de los ciudadanos que conforman una nación.

Ella te persigue, como la lluvia que tras el transparente se patina y vuelve a escalar. Ella se prende y arde, y vos lo sabés, ella es tal como pensás, encendida; inflamable; incendiaria, un poco mas vehemente que vos.

Esa noche se juraron más que una vida, se manifestaron el edén para el otro, y no fue más que una singular y muy ridícula farsa.

El viejo, casi un inmortal para padecer toda tu innata juventud, será un trofeo más en la vitrina, ¿ no te alcanza con todo lo que acaparás?, preguntó un mendigo que merodeaba las inmediaciones de tu presencia, ¡ NO!, respondiste, quiero más de lo bueno y algo, aunque sea un poco de lo mejor, de lo único, de lo irrepetible, sí de lo irrepetible, de lo que no vuelve porque jamás encontró el pasaje.

¿Sí?, que hay de sí en el sí, tan poco, por supuesto menos que en el no. ¿Quién es el más puto?, ¿el sí o el no?, ¿ quién es el que más se deja, el que más se perturba la conciencia para inclinar tus caminos?.

Bajando las escaleras, vas en busca de otro trago, en ese pucho vas a llevar las últimas de tus pulsaciones, ya que el maldito cáncer te bajará la bandera a cuadros. Te fuiste a dormir feliz ese día. Ahora, ni de arriba, ni de abajo, en este momento, estás parado sobre tus pies, de espalda a tu espalda, y ni siquiera te saludás. Porque también yo mantuve un ángel sobre mis brazos, junto a sus lágrimas y tu desolación, sé muy bien de que estás hablando. Difícilmente, sea costumbre levantar caídos y resucitar a los vacíos.

En la pantalla no todo es lo que ves, ni lo que dicen que estás viendo. En la vida sos vos esa pantalla, no todo es lo que te ves, ni todo lo que te dicen que te ven. Proyectarse es casi imposible, al menos, inalcanzable para mí. Pecar, es como equivocarse, mucho más fácil que entregarse por completo, y, sin embargo; si das todo igual estás pecando, contra tu integridad y contra las cenizas de los restos que dejarás en el éter.

La desesperación es moneda corriente en medio de la vorágine, así metiste la pausa correcta, está bien, yo no lo hubiera postergado. Quizás, el diminuto segundo que significó todo un letargo, hubiera trasvolado a lo largo de una infinita sucesión de indefiniciones. Para vos, el agua origina la vida, para mí, la vida origina la muerte. Se nace para morir, ya está pactado de esa manera, y no hay enfermedad que lo cure. No obstante, se muere para vivir, ¿no será que somos infinitos?. La causa primera, el ser finamente infinito, ¿no se habrá equivocado?, digo, mientras la estética del último cambio no remite a ningún amor, sino mas bien a la perdida de los colores.

Ojalá que no todo sea en vano, ni este relato, ni su maldita remilreputación. Ojalá que no me retenga lo posible en una celda atípica e indiferente. Ojalá que lo utópico no sea lo suficientemente quimérico para ser como tal. Ojalá que no hayan trazado el camino.

Amanece, poco tiempo ha transcurrido del último anochecer que nos visitó, la oscuridad, aquel eterno secreto de colores, siempre es desleal y utiliza la trampa para no llamar a la ley. No te culpo si no me comprendés, yo tampoco logro descifrarme, pero me armo y te sigo buscando, para desarmarme en vos. Te diría tantas cosas, que no me alcanzarían las manos para atraparlas, ni tus labios para besarlas. Sos así, un rompecabezas igual que yo.

Primavera, tan distante de la última flor, impuntual, no quiero verte desvanecer antes del crepúsculo, ni después del ocaso. Inexplicable, como todo lo que fui a lo largo de este tapial, sin vuelta para alinearme, sin peine para etiquetarme, sin rótulo para identificarme, así...

Seguirá mientras pueda, ella es como yo y vos, una simple contradicción de sentimientos, que no entiende de razón alguna ni de logaritmos científicos, que no se identifica con nada, y luego quedó perplejo, tieso y a punto de acabar con todo.

Hasta la próxima sesión, sin iluminación que atestigüe lo sucedido me despido por el momento...

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