lunes, 7 de diciembre de 2009

Cárcel


La cárcel es placenta, es útero, es vida. La cárcel es la panza de máma, te acobija antes de que te suicides al salir al mundo. Ella es bastarda, y bien puta. De chica le fascinaba jugar a la enfermera y tocar cuanto pene se aproximara. Claro que su líquido amniótico no era precisamente el producto de su masturbación, si no más bien la marea que inundaba su claridad inocente.


La cárcel se fue poblando de a poco, de hijos del big ban, de Darwin y de Dios. La cárcel es bien puta. No se si lo mencioné antes.


Villa Floresta juega de vez en cuando al fútbol, y se rodea de jugadores de cualquier deporte.


El deporte es como pensar: ¡Estoy al pedo! ¿Qué carajo hago?, y... puedo afanar, puedo robar, puedo violar, y hasta puedo MATAR. Yo creo que al barba blanca se le fue la mano, y si bien nos expulsó de “El Paraíso”, nos dio permiso para MATAR.


¿Qué enfermo? ¿Qué perverso hijo de puta resultó el ente finito? ¿La causa primera? ¿El primer orden? ¿El Imperio?.


Gestó a sus hijos para que luego se aniquilaran entre sí dentro de una maldita cárcel.

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