martes, 26 de octubre de 2010

intervalo

Impacta por su estructura, de taninos suaves y redondos, su final es amplio y aterciopelado. Se acuesta la tarde del 26 sobre los últimos rayos del dios. Un Suter Malbec 2009 recuerda que la bodega llega a su primer centenario de vino, desde Mendoza hasta mi boca.
Han pasado blancos y desmemoriados delante de mí. Te los he entregado a vos. Escaleras del tiempo que no conducen a ningún lugar, a ningún recuerdo.
Se entumecen las palabras, descompuestas por los sonidos que las atormentan y las violentan, la salud está deteriorada, el cambio de década se anuncia y derriba la puerta.
El humo es inevitable, la pureza solo una ausencia. Tu enfermedad es una alteración moral que ha bañado todo tu ser. Has ido contaminando tus sentimientos con la debilidad que te caracteriza, y para los demás ya no resultás llamativo.
Ya nos hemos distanciado de las ideas, hasta de la acción, vegetamos esperando algún temblor. He sido terremoto sin llegar a terminar en escombro. Hemos parido muertos asesinos una y otra vez, para repetir hazañas y otras derrotas.
La tarde y su extraño virus de distancia, de aislamiento se parece a una varicela que brota en luces naranjas y amarillas sobre la foto de enfrente. El constante cambio a veces se camufla en la quietud, en su inmutabilidad.
Queso y provenzal, ciruelas y fresas se conjugan en el vacío, lo deforman y lo vuelven al inicio. La oscuridad avanza sobre la luz, como ha de hacerlo por el resto de la historia, como ha ocurrido siempre, aunque lo quieran negar.
Mensajes de niños-adolescentes-amigos que rememoran viajes con personas que se han personificado en actores de poco peso para encajar en talles impropios.
El resentimiento implica volver a sentir, a padecer malas experiencias que han ido deteriorando y corrompiendo mi lucidez. Mi hipótesis es cierta. La oscuridad es más fuerte que la luz. La sucesión se corta con intervalos de goce profundo, de placer inaudito. Son muecas, burlas y piedras que desprovistos de cualquier consecuencia le arrojamos al bendito destino. Palabra mayor, gemela de la muerte.Seguiré momificando vivencias a las que adoraré ya plasmadas y encapsuladas, para que otros ojos superiores se posen a descuartizárlas con sus críticas banales e incomprensibles.

viernes, 1 de octubre de 2010

semejanza

“Liberar el alma del resentimiento es el primer paso hacia la curación... El resentimiento nacido de la debilidad no es nocivo más que a lo seres débiles”.
La soberbia derramada por Friedrich Nietzsche, pareciera dejar de ser tal, incomprendido por propios y contemporáneos, “aparece” como una guía, se enciende a un costado de las ruinas como un ente luminoso que desde Ecce Homo amaga hacer de objeto reflectario, alternativa, desvío, pero finalmente contradicción.
El abuelo, como dicen quienes saben, ha sido cigoto, feto, bebé, nene, adolescente, padre, pero jamás llegará a ser abuelo.
Últimamente no encuentro identificación, semejanza, y los pensamientos se repiten luego de haber pegado 360º en casi 365 días para volverme un débil solitario y resentido.
¿Se cuantifica y cualifica la capacidad de amar, como una barra de energía dentro de un video juego?. Quién dijo que la vida es una línea recta, pareciera más una regresión represiva hacia la oscuridad ante la imposibilidad de contar con la plenitud, de poseerla como don inalterable. Finalmente la soledad es compañera anónima, cáncer que se vuelve necesario ante el inevitable estallido.
¿Te podés compartir sabiendo de tu veneno nocivo, aunque más no sea para vos mismo? ¿Seguirá siendo éste, un acto involuntariamente egoísta?
Has cargado espinas y cruces que disimulas y creés haber podido remontar como barriletes. Sin embargo, tus ojos acostados y cerrados, todo lo miran pasar desde el más “abajo” de lo profundo. Has caído sin llegar a tocar, por lo que la finitud de tu precipitada secuencia se estira incansablemente, sin aire. ¿Soltás manos que atan?.
Te han mentido amigo, la libertad es una invención, al igual que el tiempo, y un pretexto perfecto para alimentar el motor de un sistema que se hace máquina y te fagocita antes de llegar a que creas estar un tanto más cerca, o alejado de él. ¿Por qué terminamos siendo consecuencia sin llegar a comprender la causa que fuimos? ¿Por qué los débiles terminan siendo mártires de la historia, para luego, y por intermedio de un proceso de resurrección volverse a encarnar simbólicamente en dioses libertarios? Me cago en Nieztsche.
Si tomo y de tomar ejecuto algún día mi decisión, me haré cargo. Como cargué mis espinas y mis cruces. Como limpié el espejismo para oscurecer la visión y llegar a verlo claro.
Sigo hastiado, de mi y eso puede más que todo. Y ya no hay palabra que signifique acción. Y ya no hay salto que signifique avance, o retroceso. Existe sí, una necesidad de seguir saltando para observar como falso testigo cuánto más abajo he de caer. Me he convertido en un adicto a las masitas “Club Social”, aclaro, sabor queso.
Me he trastocado enfermizamente para no tenerte y perderme hasta de mismo, y sabés qué, en algún segundo profano TE EXTRAÑO.
Si amar la trama más que el desenlace te hace feliz, seguí escuchando a Drexler. Las percepciones equívocas me transformarán en gorila, bien peludo!.
Ésa apropiación que hacemos del “Che” cubano y posmodernista me termina dando risa. El mismo “Che” decía que el verdadero revolucionario no conoce de fronteras ni de países. La verdadera futura revolución es la imaginación. Bien proponía el transformado en mito, “Hacer del trabajo algo creador, algo nuevo”. Por lo otro, hemos de entender, en éste bendito siglo XXI, un nuevo best seller, o una taquillera película de Hollywood.
¿Qué saben, o terminan creyendo intuir, o conocer los gorriones? Mi vuelo es más de Carancho por estos días.
Si vas a protestar, por lo menos no cantés en inglés, por respeto a los caídos en Malvinas.
Dejo en claro mi parecer, tan solo como “parecer”, pendiente de ser discutido, debatido y enriquecido por una mirada superadora. Me pierdo en un fuerte abrazo...

molestia

He comprobado que mi estupidez ya no se soporta. No es sólo un mal que me infecta, sino debe ser, de ahora en más, un peligro latente para todo ser con el que intente relacionarme. Se me hace divertido molestar, llamar, pedir socorro en esos segundos desesperados en donde no quepo en ningún vacío.
La Nueva Escocia se calza su pollera de jueves y salimos a cabalgar por ausencias. Debo estar divagando entre fantasmas, desaparecidos y bebés mutilados por la indiferencia, violados por la saturada información policial.
Rásquense amorfos, la profecía pronostica plagas como yo. Uyyyyyy!. Dan miedo las luces que transitan por las escaleras en horas de la tarde. He visto algo parecido a lo raro, y mis brotes no me dejan mentir.
Necesito un par de líneas, de curvas, de piernas y de minutos a solas. Necesito no necesitar de la necesidad esclavizante. Quietud, ¿en qué rincón de mi pasado te perdí que se me hace cuesta abajo recuperarte?.
En tu pasividad me desato como furia, es allí en donde estallo y me deshago, hasta perderme en un recuerdo no vivido por nadie. Sigo siendo una molestia para mi mismo, y no logro compartirme. Se han vacunado, los han anestesiado ante la necesidad.
No he recibido contestación. En realidad, me retransmito para no creerme completamente desquiciado, un tanto loco, y apartado del análisis.
Soy una molestia, hasta de quien escucho, por más que desconozca de mi luz frente a su sonido.
Mucho, tal vez en solo “un poco” se disuelva ésta incógnita. No tengo, ya no me tengo, ¿qué querés que haga?, se hace divertido, inútil, estúpido y degradante. La humildad se fuma en Viceroy. Prefiero tabaco, estos puchos se deshacen, HORRIBLES!.