viernes, 1 de octubre de 2010

semejanza

“Liberar el alma del resentimiento es el primer paso hacia la curación... El resentimiento nacido de la debilidad no es nocivo más que a lo seres débiles”.
La soberbia derramada por Friedrich Nietzsche, pareciera dejar de ser tal, incomprendido por propios y contemporáneos, “aparece” como una guía, se enciende a un costado de las ruinas como un ente luminoso que desde Ecce Homo amaga hacer de objeto reflectario, alternativa, desvío, pero finalmente contradicción.
El abuelo, como dicen quienes saben, ha sido cigoto, feto, bebé, nene, adolescente, padre, pero jamás llegará a ser abuelo.
Últimamente no encuentro identificación, semejanza, y los pensamientos se repiten luego de haber pegado 360º en casi 365 días para volverme un débil solitario y resentido.
¿Se cuantifica y cualifica la capacidad de amar, como una barra de energía dentro de un video juego?. Quién dijo que la vida es una línea recta, pareciera más una regresión represiva hacia la oscuridad ante la imposibilidad de contar con la plenitud, de poseerla como don inalterable. Finalmente la soledad es compañera anónima, cáncer que se vuelve necesario ante el inevitable estallido.
¿Te podés compartir sabiendo de tu veneno nocivo, aunque más no sea para vos mismo? ¿Seguirá siendo éste, un acto involuntariamente egoísta?
Has cargado espinas y cruces que disimulas y creés haber podido remontar como barriletes. Sin embargo, tus ojos acostados y cerrados, todo lo miran pasar desde el más “abajo” de lo profundo. Has caído sin llegar a tocar, por lo que la finitud de tu precipitada secuencia se estira incansablemente, sin aire. ¿Soltás manos que atan?.
Te han mentido amigo, la libertad es una invención, al igual que el tiempo, y un pretexto perfecto para alimentar el motor de un sistema que se hace máquina y te fagocita antes de llegar a que creas estar un tanto más cerca, o alejado de él. ¿Por qué terminamos siendo consecuencia sin llegar a comprender la causa que fuimos? ¿Por qué los débiles terminan siendo mártires de la historia, para luego, y por intermedio de un proceso de resurrección volverse a encarnar simbólicamente en dioses libertarios? Me cago en Nieztsche.
Si tomo y de tomar ejecuto algún día mi decisión, me haré cargo. Como cargué mis espinas y mis cruces. Como limpié el espejismo para oscurecer la visión y llegar a verlo claro.
Sigo hastiado, de mi y eso puede más que todo. Y ya no hay palabra que signifique acción. Y ya no hay salto que signifique avance, o retroceso. Existe sí, una necesidad de seguir saltando para observar como falso testigo cuánto más abajo he de caer. Me he convertido en un adicto a las masitas “Club Social”, aclaro, sabor queso.
Me he trastocado enfermizamente para no tenerte y perderme hasta de mismo, y sabés qué, en algún segundo profano TE EXTRAÑO.
Si amar la trama más que el desenlace te hace feliz, seguí escuchando a Drexler. Las percepciones equívocas me transformarán en gorila, bien peludo!.
Ésa apropiación que hacemos del “Che” cubano y posmodernista me termina dando risa. El mismo “Che” decía que el verdadero revolucionario no conoce de fronteras ni de países. La verdadera futura revolución es la imaginación. Bien proponía el transformado en mito, “Hacer del trabajo algo creador, algo nuevo”. Por lo otro, hemos de entender, en éste bendito siglo XXI, un nuevo best seller, o una taquillera película de Hollywood.
¿Qué saben, o terminan creyendo intuir, o conocer los gorriones? Mi vuelo es más de Carancho por estos días.
Si vas a protestar, por lo menos no cantés en inglés, por respeto a los caídos en Malvinas.
Dejo en claro mi parecer, tan solo como “parecer”, pendiente de ser discutido, debatido y enriquecido por una mirada superadora. Me pierdo en un fuerte abrazo...

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