jueves, 3 de diciembre de 2009

BAJO 0

N ieve,
pureza recortada
por la boca del frío.
Encendé tu encierro,
la llama está húmeda
y jorobada la espalda del cielo.

Los billetes de chocolate
desnudan al hambre,
que con su puente de orina
une rascacielos.
La caspa de las montañas,
el polvo de los arcángeles,
llueven cadáveres de
nubes sobre la entrepierna
del desierto.

Hoy estornudó Agosto,
y los árboles se ahorcan
con la bufanda tecnócrata
que tejió el imperio.

Fumá la espera,
Me dijo lo indescriptible
El antagonista repulsivo
te ganó otra vez.

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