jueves, 8 de abril de 2010

viajante

Tanta presión me generan esos nudos!, y sigo sin descifrarme, sigo equivocándome. Reconozco que me he intrometido demasiado en mi, y he buceado hasta lo más íntimo, hasta lo más prohibido. Me perdí, me encerré en una cárcel y me golpeé hasta el hartazgo. Desfigurado en interminables porciones, no me reconocí, y aún sigo sin saber a quien estoy y estuve buscando durante éste último tiempo.
Sumo y resto aciertos por errores, y me divide mi soledad, y se multiplica. Ella se multiplica hasta derrotarme. Y ese placer orgásmico que le genero hace que yo sea su mejor y más placentera droga.
La tabla está mojada, y con la humedad calcada en su sticker veo pasar el tiempo silencioso por delante de mi vida. El celular está callado, censurado por el vacío que se hizo presente. La yerba espera una nueva cebada con el último cigarrillo muerto en mis pulmones. Las teclas viven oprimidas por mis ideas inconclusas, sin el remate goleador que haga ganar la partida. El remoto se trepó a la pared, y hasta sintonizó un espejo, para verme caer, para oírme llorar, para hacerme perder una y otra vez ante el dolor. He viajado así por últimos días de lo que queda todavía de mi, y me has ladrado. Ahora está más lejos, y cada vez te alejas más, te estás escondiendo, vas a desaparecer, desaparecerás de éste maldito sueño.
Me han dejado solo, y solo me he dejado estar, solo, aparténdome de mi y de los demás, corriendo vaya a saber hacia dónde. He perdido la orientación, me he desdibujado el mapa sobre mi cuerpo, hasta derramar caminos de sangre sobre la bañera. He cortado la inspiración con una gillette. Mi auto, sin combustible, se estaciona atrás de mi para ver pasar el tren. Estoy sobre las vías y solo veo luces que se refractan sobre mi pecho y aturden mi cabeza. Esa terraza de 100 pisos desde la que me lancé un día, no importa cual.
Una nueva situación, aunque dudo de haberla experimentado anteriormente, se para delante de mi. La nada, he perdido los billetes y las monedas, me he quedado por unos cuantos días fuera del sistema, y sin llegar a ser una aventura, perece ser que me he sacrificado. No alcancé a suicidarme, sino más bien dejé mi ser totalmente expuesto.

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