Ésta calma, con alto grado de pasividad y una cuota elevada de silencio y distancia, la defino como "mi sufrir".
Momentos de lucha interna, en donde se patea "pum" para arriba en cada pelota dentro de mi cabeza.
Quiero dejar de ser danino sin que me dejen, quiero recuperar sin tener que padecer más pérdidas, y en un segundo, también me permito pensar en Dios. Aquella olvidada por mí Causa Primera, o Primer Orden. Solo deletreo su nombre con mi mente, y no pasa nada.
Más tarde, una mujer cae
desplomada, con un puñal en el pecho y una rama de ciprés en la mano, teniendo
a sus pies un compás roto. Se hace confuso el episodio, y puedo observar como aquella hembra muta a un hombre con su rostro
completamente lleno de sangre, y visualizo su cabellera. Es un puñado de serpientes que gritan y ensordecen mientras que él decide arrojarse sobre un puñal sujeto en el suelo por la empuñadura.
tristeza infinita
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