miércoles, 15 de diciembre de 2010

quién es quién?

La gente se vuelve obsoleta. Dejan de ser vehículos, puentes, canales hacia un estadio avanzado y sin sentido, lejos del tiempo, infinitamente apartados del lugar.
En ellos me busco, y jamás podré hallarme. No existe partícula en donde compartir la materia. Lástimas y penas, en cantidades que avasallan mi individualidad.
El error forma parte del sistema, lo alimenta y lo vuelve orgánico. La cobardía te hace mediocre, y es en ella que te relames de ser, de ser quién?.
Aturden los incontrolables, me vuelven reaccionario, represivo. Me de asco la pasividad y la intolerancia al no saber escuchar. Esa máscara indiferente que mostrás cuando te envulevo y te mareo con tu reflejo.
Quién he de ser sin mi? Y si ya no soy yo, y si me fui para encontrarme y me dejé olvidado en ti?.Y vos? Para que me removes en vos, tratando de deconstruirte para reencarnarte en mi?.
Estoy realmente cansado de tu sin respuesta!. Hemos encontrado la enfemedad para sabotear la plenitud pulcra de nuestra salud. Y en la distancia me vuelvo lobo, y el aullido se pierde entre las estrellas al no encontrar una nueva luna.
La noche los atrapa bajo su incansable manto. El sol será quien se encargue de desmascarar el misterio. Un nuevo secreto al desnudo, luego de pasearse arropado ante la pobreza de la complicidad.
Vidas que se entremezclan y se empantanan para potenciarse y volverse a estrellar.
Necesitamos de lo que no queremos para seguir queriendo lo que no queremos ser. Y es en ese momento, en el cual el todo se parece a la nada, en la finitud de las cosas, en la plenitud de lo improbado.
Quién es quién para decir, afirmar, y repetir hasta el hartazgo quién soy?. Ni yo lo he podido descifrar en infinitudes, ni aquellos que se jactan serán apenas testigos. El consecuente ha pactado y se ha entregado al destino. La mueca se desdibuja, la huella se pierde en el anonimáto de otro caso sin resolver. Te di el arma, las balas las pusiste vos, y ambos sabemos que ocurrió.
La tecla se hace tardía, el cansancio desvanece, y es en aquel cosquilleo que nos rehiciste para volver a desarmarnos, producto de tus antojos siempre bien maldecidos por mí. Somos uno, la bipolaridad nos divide, y un diagnóstico falso queda ahorcado. Me río. A veves, me divierto ante tanta sanata barata y tan bien vendida, aunque ellos no saben que ya no la uso.

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