viernes, 17 de diciembre de 2010

pasa, pesa, duele, se reconstruye y...

Sigue la cinta dando luz, y entre corte y quebrado, el protagonista se desintegra para volver a forjar un nuevo ente. Quizás sea el mismo, aunque se sienta desde otro lado.
Las fotos que se fugaron del árbol predican caminos impensados, escenarios traumáticos a los que en su momento, él les relatará un recuerdo vago que sintió allá lejos, en donde el tiempo carecía de razón.
Un corazón compartido, con partido de pronóstico reservado, cerrado al destino, pero abierto en cada respiro al mundo, a esta ilusión que alguien ha proyectado y de la que todos somos muñecos articulados, juguetes de un ser caprichoso y mañero.
El guerrero se hace sobre la marcha de la lucha incoherente, no he nacido lamentablemente con ciertos dotes propios del canibalismo de hoy, del sujeto reinante. Sin embargo, el reflejo no me devuelve oprimido. La furia será y hará lo que incontrolablemente tenga preparado, y el devenir tendrá que cargar hasta con mi propia muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario