viernes, 3 de septiembre de 2010

Regodeo

Sentarse con la cabeza y parar los pies. Levitar por intermedio del instante hasta los momentos-recuerdo que enmarañan el tiempo, y hacen de la cripta, un piso más arriba del ánimo. Es mi propio regodeo, soy mi propia risa desprendida de la lágrima.
Los glaciares ya se han desvestido, y el blanco se hizo agua verde, y los corales se volvieron souvenirs dentro de la postal.
Me desprendí de la cruz, y de la espinosa hipocresía. Soy mi muerte que se pasea por mi vida, estridente, fulgorosa.
He iluminado noches de sabores impalpables, he caído hasta volar y me siento aprendiz de mi continua sabiduría, de ésta puta ignorancia que me inspira para seguir aprendiendo.
Estoy riendo frente a mi desgracia, faltándole el respeto, sobrándola hasta verla enfurecida. Y es así, una vez más, que siendo casi un perfecto irrespetuoso, me vuelvo cada vez más valiente para volverme a doblegar.
Me separo sin llegar a dividirme, a corromperme, para vernos estúpidos, desbordados del néctar que mezclamos en el fuego y que nos envuleve hasta asimilarnos y volvernos uno.
Es realmente confortante confrontarse y doblegarse, y derrotarse, y resultar ganador de una lucha intrerna que por matices se hace insostenible.
Menoscabo mi propio yo, y me doy vuelta hasta deshojarme. Y me escucho en silenciio, y te volvés grito libertario. Tomo la daga, me dispongo a hacerlo. Me pinto de cicatrices, y el maquillaje se vuelve estímulo, y el color es pura reacción.
Soy canción, me fui a volar, y reposo en cada imaginario hasta volverme colectivo. Retomo la vía, y la locomotora le chifla al viento algunas rimas que antes no supe cómo decirte. Si a veces me torno insoportable, imagináte que terminé siendo para mí. Después del fin empieza el inicio, y el círculo se completa, y el mareo oxigena la vuelta, y le da velocidad, y la empapa de adrenalina. La coca no tiene gas, y la yerba se consume sin cebarse. No necesito pagar la entrada otra vez para volver a verme, tengo un espejo happy hour, soy mi free shop. Ya estuve en la parrilla, ahora quiero nadar en el lago.
Te volveré, y volveré, y revolveré el revólver, hasta confirmar que la bala ya se haya ido...

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