jueves, 7 de enero de 2010

D colores

Miles de luces encendidas bajo la noche. Parpadeos rojizos que serán testigo, cómplices, espectadores, o simplemente adornarán el último árbol navideño sin sacar.
Por qué no te cerrás, maldita canilla?. La madera se vuelve a quemar, como en otras tantas infinitas ocasiones. Volvemos a fojas cero. Esta historia ya la escribí.
Las naranjas se cayeron todas juntas, y desparramadas a lo largo de la ciudad, se ven alineadas. Las blancas no tienen programación, más bien desvarían.
El verde me acompaña en la soledad. Soledad vestida de verde y de beige, con algunas pinceladas oscuras, y hasta por allá a lo lejos se puede divisar un tímido amarillo. El celular dormido, la pantalla callada y el equipo mudo son los tres compañeros de grado a los que en algún tiempo quise, y ahora se me vuelven indiferentes. Los nombres ya no conjugan con los apellidos, y los verbos pierden fuerza.
Se extraña una mañana, se anhela también una tarde, pero sobre todo se desea la noche. Pareciera ser ella, sin las demás. La guitarra continúa sin despertar, se ve que la cansé. La tribu es par, y no creo en las coincidencias, soy profeso de las líneas del tiempo, del tiempo lineal, de las rectas; sin embargo, me siento pegando la vuelta en un punto elevado de un círculo, o será la esfera con la que ella se recrea y golpea cruelmente contra la pared, al ritmo de las agujas que se sumergen en mi piel para dar amor y eternidad. Es helor, el calor no existe. Quedé perpetuado en su estuche, tratando de guionar el prospecto sin saber que fui veneno. He llegado a venerarla, mi respeto sigue siendo profundo, y reconozco mis pecados, y me doy cuenta así que soy humano. Sí! he errado, he abatido mi bien en más de una jugada, como así también he pagado doblemente su espesura, su ácido protocolo, y sus híbridas conclusiones. Estoy obteniendo parcialmente palabras sin color, y de color quiero pintar mi vida, de sabores quiere inundar mi boca, de pesadillas quiero bañar mis sueños. Me estoy librando de mi atadura, ella ya me ahorcó cuando quise besarla. Ella disparó y me mató primero cuando volví a buscarla.

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