jueves, 17 de marzo de 2011

Caretas

La hipocresía pareciera ser el bendito acto de fingir constantemente tener creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que uno (ya a ésta altura tendríamos que decir algunos muchos, no todos) en realidad no tiene. La hipocresía, es así, un tipo de mentira relativa, pero mentira al fin. Sin embargo, lo peor es engañarse a uno mismo y creerse exento de ser un miserable humano.
Lamentablemente, sigo confundido, pero gracias a no se qué o quién, transito infelizmente la duda, aquella certeza que me mantiene incoloro, insípido e inoloro.
Mi esencia debe ser el agua pura que vos profesás, de la que te jactas para seguir adelante. Es una lástima que no la hayas apreciado más tiempo. Es una pérdida no haberte contagiado ni un poco de mi locura. Sin lugar a dudas, altamente superadora, más utópica y sensible que tu simple acomodamiento continuo al todo.
Loco, revelde, sufrido, estúpidamente vivo. Ese sin lugar a dudas soy yo. Y sabés qué? Recobré mi orgullo antes de tragarme tu pedantería barata. Gracias!, salí de perdedor, con tu hedionda verdad, pude volver al camino del que jamás me tendría que haber apartado: Mi ruta, en donde el único vehículo que la transita es la soledad.
En algún momento de tu lenta evolución, las hojas caerán sin viento, se desparramarán secas en un desierto de gente del que te será imposible escapar, y yo, colgado de vaya a saber que estrella, te estaré observando pasivamente, regocijándome por tanta inutilidad junta, de la que nunca fui partícipe.
Te has equivocado groseramente, te has sacado la ropa y ya no sos bonita, olés a cebolla sin capas. La magia ha sido descubierta, no miremos un cuento sin haber leído el final.

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