viernes, 4 de febrero de 2011

Vaca-Mira, mirá las vacas, y el mar...

En mi ausencia voy a tratar de no acordarme de mi. De dejar la presencia aquí, olvidada, separada de mi otro lado. Ese que se trasladará, que mutará en kilómetros de amor, de paz, de felicidad plena y absoluta. Algún que otro, extraño! se instalará. Mis brotes estarán bien. Son, sin creer definitivamente, auto-suficientes. No creo en que las otras presencias actuales les sean significativas con el correr de los años. Ellos elegirán por la buena tierra, y un agua pura.
La gente enferma no se deja ayudar, y yo, al ser paciente y doctor de mi mismo, ya no estoy para otorgar más privilegios. La gente enferma por la locura retrógrada se vuelve asesina de nuestros jardines, y como tal, de ser apresada y aislada hasta volverla inofensiva.

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