martes, 9 de noviembre de 2010

cimbrón

El cimbrón se desató en el estadio deductivo de la noche, junto a los pormenores con los que nos desafía la vida. Y por aquellos periplos de los que nacimos náufragos, proseguimos enhebrando corrientes que hidratan el incondicional, de viejas y repetitivas secuencias absorbentes. Desfile de superados cadáveres que hacen a nuestro jardín de sombras de flores ausentes, sobre recipientes inconclusos, insensatos y hologramas de cuerpos despavoridos, al reconocerse como ruinas de un alma que viajó. La partida es exilio, fuga, la derrota es total.
Seguimos despiertos para no despertar nuestros sueños con el puñal impuesto que el amanecer consumista exhibe al interrumpir escenas inauditas de las que no tenemos recuerdo, ya que el inconsciente carcelario así lo dispuso. La fase negativa va quedando dividida de la imagen que proyecta una cámara apagada, foto anónima, y el ojo sabio no estará exento de dicho ensayo, aunque el siguiente, sabemos, será distinto.
Giramos, al igual que los celestes, y desconociendo nos reconocemos en el otro, en la palabra constituyente, pendiente de interpretación exacta. Puertas de rock que te tienden su mano libertaria.
La perfección aún no ha sido colonizada por el hombre, que en su avaricia y en la búsqueda, muta y se convierte en la presa perfecta.
Su geografía no conoce de historia. Pedazo de isla de cielo que te arrancaron para hacerte pecado. Y entre las nubes y los rayos de sol te deslizas semi-liviana hasta volcarte sobre el blanco lineal, desde el edén hasta el infierno sin tiempo.
Frágil, en delicados gemidos se entrega la belleza cuando acaricia lo más hondo de la pasión. Éxtasis. No respeta dueños y se sobresale de la madre naturaleza para hacerse irreal.
Fotograma de un corazón que late para servirte y parir amor del dolor, esclavo de tu bondad, prisionero adicto a tu paz que purifica su dolor y lo dispara como esperanza.
Las heridas se visten de cicatrices, de marcas tatuadas en el costado inaccesible de la memoria indescifrable. El imposible se pone de pie y corta el envío. Cansancio y excitación se disputan la integridad, renace la fragilidad, se consume otro desencanto.
Extrañable, su velo ha sabido subordinar las creencias que motorizan tu fuerza, y el combustible se ha vendido, es mártir de un próximo error.

No hay comentarios:

Publicar un comentario