domingo, 25 de julio de 2010

El día que llegó la pobreza

De repente se paró frente a mí, justo a lado de La Soledad. Y sin dejar caer al segundo en el reloj del tiempo, invitó a La Risa para que juntas, las tres, se burlaran de mi. Al oírlas, La Burla me envío un mensaje de texto con la photo de La Muerte.
De tanto en cuando me escondo en Estelares, y esa, la nuestra, fue la escena ideal para hacerlo. La Bonita se hizo isla, inalcansable, y un gato negro de rojo intenso con reflejos violáceos se paseo por delante. Destacados aromas maduros que recuerdan frutas negras frescas, como moras. Intensidad, blancura y juventud. Equilibrio, de cuerpo medio y final agradable. La Chiquita! No hay como La Chiquita!!!.
El cobre, y el papel más aún, desaparecieron. Soy pobre, y siento ganas de matar, pero primero me quiero matar a mi, y a mi yo, y a mi otros, el yo de mi. Siento impotencia y resentimiento, pero sobre todo dolor, lástima de mi mismo.
Sin los demás con que creí estar, despierto lo puedo ver, las proyecciones son siempre ficticias, al igual que las promesas, los compromisos, las obligaciones y los juramentos, los testimonios y los sacramentos.
Está todo verdaderamente mal, y el mal, en todo es verdadero, verdaderamenete malo.
Hay quienes dicen que mataron a las ideas; sin embargo, La Locura y El Suicidio me visitan asiduamente. Y los asesinos de siempre, Mis Recuerdos, me saborean al verme, dócil, frágil, y cobarde.
Me dispararé un Domingo, como éste, como todos los tantos que no pudieron hacerlo. Tengo la imagen, mis ojos son esclaves de ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario