martes, 12 de abril de 2011

camaleón...

La rueda sigue a causa de su fisonomía, y su principio es fin, y su agonía un renacer permanente.
La largada, un lanzamiento finito de días, se une al llegar la noche en un mismo punto, infinito.
Te han colgado la medalla de cobre, y sobre ella te han grabado "sin".
Sabemos que el materialismo es una de las tantas materias que nunca has de aprobar, ni de probar siquiera una vez.
Entiendo que has de sentir el frío adormeciente de la imposibilidad absoluta, tan de cerca, que hasta el arrepentimiento, el destino y la muerte han celebrado entre copas y jugosas carnes tu débil e impotente estado. Sin embargo, has despertado algo dentro de ti, y lo has configurado como faro, guía de las próximas aventuras que bañarán la costa futuro.
Ella es sol, luz, calor, fuerza, y te abraza con sus ardientes, y es en el hoy que no paras de arder. Sos fuego puro, amor sincero y salvaje. Y si bien sientes las riendas, no te han delineado el camino, sino más bien te estás encargando de volver a ser el que en algún recuerdo sin memoria, se libró y fue propio, único y hasta amante de sí mismo.
Los brotes comienzan a mutar en tallos, y los capítulos del ayer practican su último adiós. Los quiebres son como deben ser, inevitablemente necesarios.
La marea de gente sigue su cauce hacia un nuevo desierto, la luna y mi estrella, los rayos, tu último beso, te extraño!, el country y la ausente copa vacía, melancolía y nuestra nueva esencia mediática. Liso está en la TV, y aún no lo saben...

No hay comentarios:

Publicar un comentario